Historia de la trashumancia

La trashumancia o acción de trashumar (del latín trans y humus), es una forma de explotación extensiva que supone el desplazamiento de los ganados conducidos por el hombre desde las dehesas de invierno a los pastos de verano y viceversa. Esta forma de pastoreo se distingue del nomadismo por el hecho de que la población humana (familia o grupo de familias) no se desplaza junto con los animales. Se trata, por tanto, de un movimiento de migración del ganado en busca de los pastos frescos en las montañas durante los meses de verano, y de temperaturas más suaves en las comarcas del sur y en el fondo de los valles en invierno. Las diferencias climáticas fruto de la configuración física peninsular explican este desplazamiento estacional. Historia de la trashumancia en España Esta práctica milenaria se consolidó legalmente en 1273 con la creación por Alfonso X del Concejo de la Mesta, asamblea de ganaderos para defender sus privilegios e intereses. En esta situación, en el siglo XV se desplazaban por Castilla 5 millones de ovejas, cabras, vacas y caballerías, en recorridos de hasta 600 kilómetros. En definitiva, la trashumancia de ovejas fue muy importante en nuestro país debido a que era necesaria la búsqueda de pastos para mantener el elevado número de estos animales, necesario para la exportación de lana a toda Europa. El paso de los ganados se realizaba, y aún se realiza, por caminos. Estos caminos, dependiendo de su anchura mínima, se clasifican en: 

■ Cañadas: 75 m. 

■ Cordeles: 37,5 m. 

■ Veredas: 20,9 m. 

Al conjunto de todos ellos se le denomina vías pecuarias.

Los antiguos caminos trashumantes constituyen aún hoy un importante patrimonio, con más de 125.000 kilómetros de longitud y 400.000 hectáreas de superficie. Enlazan los valles del Gualdalquivir y del Guadiana con las montañas cantábricas, Somosierrra, Urbión o Albarracín, y la costa levantina con la Serranía de Cuenca o las riberas del Ebro con las cumbres del Pirineo o del Macizo Ibérico. Actualmente, dichos caminos son patrimonio público, y forman entre todos ellos una red que une casi todas las provincias españolas. En el mapa se detallan las rutas trashumantes más importantes a lo largo del país, algunas de ellas continúan siendo utilizadas para el paso del ganado. Según cifras de los últimos cinco años, en España trashuman en torno a 800.000 cabezas (en torno a un millón en los años 90), lo que da idea de la importancia de la actividad, así como del número de explotaciones afectadas. 

■ En vacuno, un total de 60.000 animales trashuman, de los cuales unos 40.000 pertenecen a la Comunidad Autónoma de Castilla y León y 20.000 al resto de comunidades. En dicha región, desde finales de los años 90 prácticamente las tres cuartas partes de los animales se desplazan en camiones. 

■ En ganadería de ovino trashuman aproximadamente 450.000 animales. Los principales desplazamientos realizados andando son: 

• Desde el Valle del Ebro hasta el alto Pirineo aragonés y leridano: 50.000 cabezas. 

• Desde Navarra y Huesca al Valle del Ebro: 50.000 cabezas. 

• Desde Teruel a Jaén (nueva Mesta de Albarracín): 20.000 cabezas, y a Valencia: 20.000 cabezas. 

• Desde las Sierras de Cazorla y Segura hacia Murcia, Almería, Ciudad Real y Granada: 50.000 cabezas. 

• Gran Macizo de León: No recorren largas distancias (entre 1 semana y 10 días): 100.000 cabezas.

• Desde las Sierras de Demanda y Urbión (Soria, Rioja, Burgos) hacia Extremadura y Alcudia: 50.000 cabezas. 

• Desde Segovia hacia Ciudad Real: 20.000 cabezas. 

• De Aliste a Sanabria: 20.000 cabezas. 

• Desde Salamanca a las dehesas de Extremadura: 50.000 cabezas

Beneficios y problemas de la trashumancia

Beneficios medioambientales y socioculturales

■ Mantenimiento de los pueblos. La trashumancia fija la población al medio rural, ya que se trata de una actividad que se extiende a zonas desfavorecidas y de montaña básicamente. 

■ Mantenimiento de la biodiversidad. El pastoreo extensivo y estacional en que se basa la trashumancia contribuye a la diversificación y conservación de hábitats de muy alto valor ambiental. Ha generado ecosistemas de dehesa y con una gran biodiversidad de la dehesa pastoreada. La diversidad de plantas en estos pastos naturales es de las más altas que se conocen, con más de 40 plantas por metro cuadrado. Además permite establecer y mantener a nivel nacional una red de corredores naturales que enlazan los principales ecosistemas de la península Ibérica, evitando el aislamiento de los espacios protegidos, favoreciendo la supervivencia y el intercambio genético entre poblaciones de especies amenazadas y manteniendo abiertas numerosas áreas de paso e invernada para las aves migratorias. 

■ Prevención de incendios forestales. Los beneficios medioambientales de esta actividad repercuten principalmente en la prevención de incendios forestales, puesto que el ganado consume materia seca que es un gran combustible forestal. 

■ Movilidad del ganado entre diferentes fincas, lo que permite la rentabilidad y el aprovechamiento de subproductos agrarios cuya eliminación por otros métodos, tales como herbicidas o quemas de rastrojos, provoca graves daños medioambientales. 

■ Abono natural. Las deyecciones de los animales constituye una fuente de abono natural de gran interés, dado que se trata de una ganadería itinerante que por ello no deteriora el medio ambiente. 

■ Producción de calidad y sanidad. En condiciones normales, a través de este sistema de aprovechamiento ganadero el animal puede estar alimentado durante todo el año con pasto natural, lo que proporciona una carne de enorme calidad y sanidad. 

■ Conservación de ecosistemas valiosos como los pastos de montaña, los cultivos cerealistas extensivos y las dehesas de encina, evitando incendios forestales, erosión del suelo y los daños que el ganado estante produce al terreno, a las aguas y al arbolado. 

■ Traslado en gran parte de los animales por su propio pie, lo que favorece un manejo de los mismos respetuoso con las máximas exigencias relativas a bienestar de los animales. 

■ Desarrollo rural. Permite usos alternativos del territorio de gran interés, como el senderismo o las rutas a caballo, que contribuyen a mantener los derechos de paso y favorecen el desarrollo social y económico de las zonas rurales. 

■ Integración entre la sociedad urbana y la sociedad rural de las diferentes comarcas y regiones, con el fin de colaborar solidariamente en la defensa y conservación de un patrimonio común de máximo interés ambiental y cultural.

Problemas de la actividad trashumante

A pesar de las numerosas ventajas que esta forma de explotación genera, la trashumancia en España se enfrenta actualmente a graves problemas coyunturales y estructurales: 

■ En cuanto a recursos humanos, los ganaderos se encuentran con dificultades de un relevo generacional, ya que la vida está muy condicionada por el movimiento pecuario. 

■ Los elevados costes que conllevan los desplazamientos, el arriendo de las fincas, etc., condicionan la viabilidad de las explotaciones. 

■ Baja productividad con relación a la ganadería industrial debido, en parte, a los medios de producción poco intensivos en beneficio de la calidad. 

■ Los precios percibidos por los ganaderos se han mantenido constantes en los últimos 15 años, no siendo así el coste de los medios de producción. 

■ Las vías pecuarias españolas también se ven amenazadas por diversos aspectos urbanísticos de todo tipo. 

■ En ocasiones han sido invadidas por urbanizaciones en los tramos de cañadas más próximos a los núcleos urbanos. 

■ La implantación de infraestructuras viarias (circunvalaciones, variantes, etc.) sobre tramos enteros de cañadas sin caminos alternativos ha generado barreras infranqueables para los rebaños. 

■ Problemas relacionados con las distintas exigencias relativas a la actividad trashumante en las diferentes comunidades autónomas. 

 

Ovejas en la dehesa